Las altas temperaturas, la humedad y la escasa circulación del aire pueden provocar un golpe de calor en el cuerpo1. La ropa inadecuada y la falta de líquidos agravan aún más esta posible carga. El cansancio, los problemas circulatorios y los dolores de cabeza pueden ser consecuencia de la pérdida de líquidos, el sobreesfuerzo y la acumulación de calor en el cuerpo.
Algunas señales de sobrecarga por calor incluyen agotamiento, náuseas, debilidad circulatoria, aturdimiento, apatía, dolor de cabeza o mareos. Todos estos son síntomas de un posible colapso por calor. En ese caso, debes salir inmediatamente del sol, beber agua y tomar algo salado.
Especialmente en verano, cuando hace mucho calor, es vital reponer los líquidos bebiendo al menos 1,5 litros al día2. Además de evitar exponerte demasiado al sol.