Para heridas como cortes y abrasiones, así como para piercings y tatuajes, es crucial protegerlas de influencias externas para evitar infecciones. Solo una herida protegida puede sanar de manera óptima. Es muy importante evitar el agua susceptible de estar contaminada, como la de piscinas, lagos y estanques, ya que puede causar infecciones y retrasar la cicatrización debido a las bacterias que puede contener. En el caso de que la herida llegue a infectarse, el proceso de curación de la herida es más lento, lo que puede resultar en una mayor probabilidad de aparición de cicatrices y marcas en la piel. Por ello, las heridas solo deben entrar en contacto con el agua si están bien protegidas.
Es un error muy común pensar que las heridas cicatrizan más rápido sin apósitos. De hecho, el agua y la humedad suelen provocar hinchazón en la piel, lo que no solo dificulta el cierre de la herida, sino que también permite la entrada de bacterias y gérmenes, aumentando el riesgo de infección de la herida. Por lo tanto, es recomendable garantizar una adecuada protección contra infecciones mediante la aplicación de apósitos adecuados.